Desde tiempos antiguos los oficios tradicionales y las habilidades artesanales han sido transmitidas de generación en generación, dando forma a la vida y el paisaje de la comunidad cántabra.
Su riqueza forestal ha dado lugar a una destacada artesanía en madera. Albarcas, rabeles y castañuelas, colodras y cebillas, bolos o decoración de solanas y aleros son algunos ejemplos.
Cantabria ha sido y es cuna de excelentes fundidores de campanas que han mantenido el uso de técnicas tradicionales y cuyo sonido sigue marcando el ritmo de la vida en los pueblos y valles cántabros.
Trasmiera es tierra de grandes maestros canteros que extendieron su arte por toda la península. Un oficio transmitido de padres a hijos que hasta contaba con una jerga propia, 'La Pantoja'.
El mundo de la mar nos habla de hábiles manos femeninas que reparan a mano las redes de pesca. Las rederas siguen siendo un pilar fundamental de la economía pesquera.
Los alfares tradicionales producían una amplia variedad de piezas utilitarias y decorativas. Buenas muestras se pueden encontrar en los talleres de artesanía actuales.
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